La adecuación de visión y procedimiento alcanza en las obras de Hilda Marinsalta un punto de excelencia: solo la fotografía como paso previo puede capturar la fugacidad del agua, partiendo de ahí las incandescentes pinturas de la artista son una secuencia ininterrumpida de metáforas que desafían la percepción. El hechizo por los reflejos del agua se produjo durante un viaje de Hilda por la imponderable ciudad de Venecia, ciudad que constantemente se desdobla en el agua en infinitas modulaciones y movimientos que nunca terminan de decir la misma cosa, siempre cambiante. La artista tuvo aquí la experiencia de aquello que Jacques Lacan llamó “extimidad”, palabra inventada por el para designar la exterioridad íntima que aboliera la idea de un exterior y un interior con un solo vocablo. A partir de este nuevo sentimiento fueron creciendo estos fantásticos sistemas de signos que podrían ser pinturas abstractas pero son fantasmáticas imágenes de aquella ciudad.
Raúl Santana
Noviembre 2013
The adequacy of vision and procedure reaches a point of excellence in the works of Hilda Marinsalta: only photography as a previous step can capture the transience of water, starting from there the artist's incandescent paintings are an uninterrupted sequence of metaphors that defy perception. The spell caused by the reflections of the water occurred during Hilda's trip through the imponderable city of Venice, a city that constantly unfolds in the water in infinite modulations and movements that never say the same thing, they are always changing. The artist had here the experience of what Jacques Lacan called “extimacy,” a word invented by himself to designate an intimate exteriority that would abolish the idea of an exterior and an interior with a single word. From this new feeling have been growing these fantastic systems of signs that could be abstract paintings but are phantasmatic images of that city.
Raul Santana
November 2013